martes, 31 de agosto de 2010

Apasionarse, Arriesgarse

Apasionarse Supone Arriesgarse Octubre 18, 2008

Filed under: Citas,Consciencia,Creatividad — planocreativo @ 11:43 pm
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“Puede que al final vivas una vida cómoda aunque no sigas tus instintos. Pagas tus facturas, cumples con todos los formalismos, y vives una vida de producción y de cumplimientos de acuerdo al manual. Pero ese manual lo escribió otro. Percibes al pequeño que te dice: ‘Puede que esto parezca lo correcto, pero ¿se siente bien? ¿Estás haciendo lo que viniste a hacer aquí?’ Para muchas personas, la respuesta es: ‘¿Cómo sabré cuál es mi heroica misión?’
Encontrarás tu pasión en lo que más te inspire. Y ¿qué significa la palabra “inspirar”? Deriva de las palabras ‘en espíritu’. Cuando estás inspirado, nunca te preguntas acerca de tu propósito. Lo estás viviendo. Para una de mis hijas, se trata de leer cosas acerca de caballos y andar en los establos. Está en el cielo sobre un caballo, o aunque sólo sea limpiando un cobertizo lleno de estiércol. Otra hija mía solo se inspira cuando está cantando, tocando o escribiendo música. Se siente así desde que tenía dos años. Para otra, lo que la hace sentirse alguien con propósito es su trabajo artístico y de diseño. Y para otra, es diseñar páginas de internet y crear programas informáticos para otros. Para mí, es escribir, hablar y producir cosas que ayuden a la gente a tener confianza en sí mismos. Esta ha sido siempre mi pasión, desde que era muy jovencito.
¿Cuál es tu pasión? ¿Qué hace agitarse a tu alma y te hace sentirte en completa armonía con aquello para lo que principalmente viniste? Ten esto por seguro: sea lo que sea, puedes construir tu vida haciéndolo y, simultáneamente, proporcionando a otros un servicio. Te lo garantizo.
La única cosa que puede apartarte de interpretar la música de tu corazón y de marchar al compás único que sientas dentro de ti es el miedo. Según “Un Curso de Milagros”, sólo hay dos emociones básicas: una es el miedo, la otra es el amor. Tal vez temas la desaprobación de los demás. Arriésgate y descubrirás que se recibe más aprobación cuando no la buscas que cuando la buscas. Tal vez sientas temor a lo desconocido. Arriésgate igual. Busca la respuesta, pregúntate: ‘¿Qué es lo peor que puede pasar si esto no funciona?’ La verdad es que es algo superable. No vas a ser condenado a muerte ni torturado si algo sale mal Tal vez tengas miedo al éxito. Tal vez hayas sido inducido a pensar que no eres adecuado o que eres un ser limitado. La única manera de enfrentar esas ridiculeces es perseguir aquello por lo que viniste aquí y dejar que el éxito te atrape, como de seguro lo hará. O tal vez sientas temor al mayor de los fracasos: tal vez temas al fracaso.”

Wayne Dyer

miércoles, 18 de agosto de 2010

domingo, 8 de agosto de 2010

Ser Comido


Ser comido puede tener relación con los bloqueos y la infantilización, por ejemplo: una familia de madurez genital puede "comer" simbólicamente a otro, cuya madurez quedará en la fase anal. Cuando éstos crezcan, se comerán a los hijos al impedirles, inconscientemente, madurar, quedando de este modo pegados en la fase oral.:

Formación del carácter

Abraham define el carácter como la suma de las reacciones instintivas de una persona hacia su medio ambiente. El carácter, para este autor, se caracteriza por ser mudable, lo que puede significar que en determinadas ocasiones alcance un nivel de desarrollo superior o que pueda retroceder hasta ubicarse en uno más bajo.
Freud había sido el primero en demostrar que algunas partes del erotismo infantil ingresan en la organización final de la vida sexual madura, algunas son sublimadas y otras pasan a formar el carácter. Con esas premisas como punto de partida, Karl Abraham realiza un estudio exhaustivo sobre la influencia de las distintas etapas de la libido en la formación del carácter.

Erotismo oral

Al describir la influencia del erotismo oral en la formación del carácter, Abraham plantea que en la infancia el placer en el acto de succionar no se relaciona únicamente con la incorporación, sino que está también condicionado por el significado de la boca como zona erógena. Esta forma de obtener placer no es completamente abandonada, persistiendo bajo diferentes formas durante toda la vida.
Describe el período de succión ligado al placer de dar y recibir, donde toda diferencia cuantitativa en el grado de placer obtenido puede generar perturbaciones. El niño que se ve privado del goce de succión se adhiere con gran intensidad a las posibilidades de placer de la etapa siguiente, el placer de morder, que Abraham considera como la forma más primitiva de sadismo. La formación del carácter comenzará a desarrollarse en este niño bajo la influencia de la ambivalencia que caracteriza a esta etapa, que se expresa en características de desagrado y hostilidad y se relacionan, para el autor, con la envidia, a la que atribuye una fuente oral.

Para Abraham, las contribuciones orales en la formación del carácter son observables, por ejemplo, en las personas que no pueden ganarse adecuadamente el sustento. Esto lo relaciona con una inhibición en el anhelo de objetos: el placer por adquirir los objetos deseados es reprimido en favor de retener las posesiones que ya tiene. La ansiedad por conservar lo que tiene les impediría, según Abraham, hacer el intento de ganar dinero.
Cuando todo el carácter de la persona está bajo la influencia oral, se trataría de personas en quienes la succión no habría sufrido perturbaciones y que, por lo tanto, llevan consigo la convicción que todo les saldrá bien, lo que los ayuda a conseguir lo que se proponen.

Se refiere a otros que han tenido un desarrollo menos favorable, que permanecen en la convicción de que habrá algún ser bondadoso (representante de la madre ) que les dará todo lo que necesiten . Reconoce en estas personas una actitud de espera optimista, el pecho de una madre que los alimentará eternamente.
Establece que cuando el período de succión ha sido insatisfactorio y la libido no ha sido gratificada en la etapa oral, la persona tiende a presentar un comportamiento demandante que puede ir desde una humilde solicitación hasta una exigencia agresiva. Esto lo describe como similar a los deseos del niño de persistir con su succión.

Cuando se produce una regresión a la etapa oral-sádica surgen en la conducta elementos de crueldad. Si se produce un desplazamiento de la esfera oral y el placer de recibir se reemplaza por el de dar, se presentarán ciertos rasgos de carácter típicos: la urgencia por hablar, a modo de ejemplo, en aquellas personas para las cuales el discurso es un modo de dar algo. También en las personas que poseen rasgos de carácter oral-sádicos el discurso suele caracterizarse por ser hostil, como una forma de destruir al adversario a través del hablar.

Abraham plantea diferencias en la conducta social de la persona según la etapa de la libido predominante en la formación de su carácter.. Así, establece que los que han sido gratificados en la etapa oral de succión, son vivaces y sociables, mientras que aquellos en los que se produjo una fijación en la etapa oral-sádica son generalmente hostiles debido a los celos y la envidia, que hacen imposible el surgimiento de la generosidad.
Otro de los rasgos que considera propios de la etapa oral es la ambición, que luego es reforzada por otras fuentes como la uretral. Este es un punto de desacuerdo entre Abraham y Freud, quien ya en El carácter y el erotismo anal (1908), había considerado a la ambición originada en el erotismo uretral.

Erotismo anal

Al investigar los rasgos anales que ejercen influencia en la formación del carácter, Abraham se basó en el mencionado trabajo de Freud, quien ya había caracterizado a estas personas como poseedoras de un gran amor al orden que suele convertirse en pedantería, una parsimonia que con frecuencia pasa a ser mezquindad y una tendencia a la obstinación que puede llegar a convertirse en desafío.
Asimismo, consideró los planteos realizados por Jones en Rasgos de carácter anal eróticos (1918), con quien coincide en gran parte aunque algunos aspectos, en su opinión, debieran ser ampliados y completados. Jones sostiene que existen dos actos que deben realizarse en el proceso de educación del niño: uno es enseñar a no ensuciar el cuerpo y el otro es la realización de las funciones excretorias en horas preestablecidas.

Frente a estas limitaciones, Abraham considera que se expone al narcisismo del niño a su primera prueba severa. En los casos favorables, el niño se adaptará a tales exigencias identificándose con las demandas de sus educadores y se sentirá orgulloso de su logro, compensándose de esta forma la ofensa primaria a su narcisismo: su sentimiento de autogratificación se reemplaza por la gratificación de sentirse bueno frente a sus padres.
Para Abraham, sin embargo, no todos los niños logran el mismo éxito, ya que muchas veces ocultan su aferramiento al primitivo derecho de autodeterminación que suele irrumpir violentamente con posterioridad. Esto se observa en los niños ( y adultos ) que se caracterizan por su bondad y obediencia , manteniendo impulsos rebeldes subyacentes que se fundan en el hecho de haber sido obligados a someterse desde la infancia.

Para el autor, estas tempranas ofensas al narcisismo infantil, que imponen prematuramente al niño un hábito antes de que esté psíquicamente preparado, llevarán a que el individuo experimente en la edad adulta conflictos entre su actitud consciente de sumisión y un inconsciente deseo de venganza.
De acuerdo a estas postulaciones piensa que el niño está psíquicamente preparado para el aprendizaje de dichos hábitos cuando es capaz de transferir a sus objetos ( madre, padre, etc. ), sentimientos que tienen límites narcisistas. Adquirida tal capacidad se mantendrá limpio en homenaje a la persona amada.

Abraham enfatizaba la importancia de esta fase en el desarrollo psicosexual del niño, demostrando que la idea infantil de omnipotencia de deseos y pensamientos procede de esta etapa anal, período en el que se atribuye gran importancia a las excreciones. Esta actitud, presente en muchos pacientes neuróticos, revela la creencia que tienen acerca de que todo debe ser hecho por ellos mismos, ya que nadie podría hacerlo mejor.
Describe a las personas con carácter anal como sensibles a las intrusiones externas, lo cual los lleva a ser resistentes al tratamiento psicoanalítico por vivenciarlo como una interferencia en su modo de vida. Otra de las características de estas personas es su tendencia a catalogar y registrar todas las cosas como un modo de no perder el control. La terquedad y obstinación de muchas de estas personas son la prolongación de la rebeldía infantil ante el pedido de evacuación de sus intestinos, pedido frente al cual la oposición era un modo de preservar su derecho de decisión.

Considera a la terquedad como la característica anal original, que puede llevar a la persona a ser inaccesible, dando lugar a actitudes improductivas y antisociales, o que puede tomar la forma de perseveración y escrupulosidad, características socialmente valiosos mientras no sean extremas.
Abraham observa que muchos pacientes, que solían en la niñez resistirse al acto de defecación hasta que finalmente intervenía la madre, lamentan durante el tratamiento psicoanalítico tener que producir asociaciones libres; parecen necesitar continuamente a alguien que les elimine las dificultades que se les presentan, y lo que en verdad parecen desear es que sea otro, en lugar de ellos, quien realice el trabajo. El reverso de esta actitud estaría dado aquellos pacientes que quieren hacer todo ellos solos y se niegan a la asociación libre prescripta.

Según Abraham los individuos cuya genitalidad está más o menos dañada presentan una tendencia inconsciente a considerar la función anal como la actividad productiva, produciéndose una disminución en la actividad masculina, esto los lleva a una pérdida de su poder productivo, no sólo genésico sino también de su iniciativa. Estas personas tienden a postergar todas sus acciones o a interrumpir toda actividad que ha sido iniciada. La preponderancia del erotismo anal sobre el genital hace al neurótico inactivo e improductivo.

Reconoce como uno de los rasgos clásicos del carácter anal la especial actitud de la persona hacia el dinero, actitud que define como de parsimonia y avaricia. La relación entre la retención intestinal y la parsimonia es ejemplificada por Abraham a través del siguiente caso:

...puedo mencionar el caso de un rico banquero que reiteradamente les decía a sus hijos que debían retener el contenido del intestino tanto tiempo como les fuera posible, para aprovechar al máximo el costoso alimento que comían.

Abraham también observa que estas personas tienden a producir un desplazamiento desde la avaricia del dinero hacia el tiempo, ya que muchos neuróticos obsesivos se preocupan por la pérdida del tiempo y ejecutan varias actividades a la vez en su afán de no derrocharlo.
Alude a un fenómeno estrechamente ligado al placer de mirar las propias posesiones, las propias creaciones intelectuales, cartas, etc. Encuentra que el prototipo de esta tendencia es el placer que produce en muchas personas la contemplación de sus propios excrementos; esta observación le permite postular que la dificultad que poseen ciertas personas de desprenderse de objetos de todo tipo está relacionado al placer de retener las heces, ya que muchas veces tirar objetos equivale en su inconsciente a evacuar los excrementos.

Erotismo genital

Abraham establece finalmente que el desarrollo del carácter de una persona sólo logrará completarse cuando su libido haya alcanzado el nivel genital, punto más alto de organización de la libido. En este nivel se alcanzaría la capacidad para el amor objetal.
La función de esta tercera etapa en la formación del carácter consistiría en la eliminación de las huellas de las etapas más primitivas, en la medida en que estas resulten perjudiciales para el individuo.
Será entonces la superación del complejo de Edipo con todos sus componentes, lo que permitirá la transformación de los impulsos hostiles y destructivos que surgen de fuentes sádicas, o la avaricia y desconfianza derivadas de fuentes anales.

La superación del complejo de Edipo permite, según el autor, dar el paso más importante en la superación del narcisismo original y al mismo tiempo disminuir la influencia del principio de placer en la conducta.
El punto más importante en el logro de este proceso lo relaciona con la transformación que tiene lugar en la actitud del niño hacia las personas del sexo opuesto. Mientras que en un principio el cuerpo de la madre era para el niño motivo de curiosidad y temor, gradualmente irá logrando una catexia libidinal de su objeto amoroso en su totalidad. Surgen de este modo expresiones de su relación libidinal con ese objeto, sentimientos de devoción y cariño que coexisten con sus deseos eróticos. Durante el período de latencia del varón, estos sentimientos predominan sobre los sensuales. Si el desarrollo continúa siendo normal estos sentimientos nuevos que han surgido en relación a la madre serán transferidos hacia el padre, extendiéndose luego hacia su entorno.

Este proceso que Abraham define como definitivo en la formación del carácter, se produce en el momento en que el niño está saliendo de la fase del desarrollo libidinal que Freud ha denominado etapa fálica.
Establece que el carácter definitivo que se desarrolla en cada individuo depende de la historia de su complejo de Edipo y en particular de la capacidad que haya adquirido para transferir sus sentimientos cordiales hacia otras personas. Si fracasa, la consecuencia será una marcada perturbación del carácter.

La intención de Abraham no es la de establecer qué es un carácter normal, sino la de comprobar hasta qué punto ha conseguido llegar una persona en la estructuración de su carácter, ya que aún el desarrollo del carácter más completo representa un éxito relativo en la superación de los tipos más arcaicos de estructura mental.
Llama carácter normal en el sentido social a la persona que no se ve impedida, por algún rasgo extremo, de poder adaptarse a la comunidad.
Esta etapa de la organización del carácter toma de las precedentes todo aquello que conduzca al individuo a una relación favorable con sus objetos. Así ,establece que de la primera fase oral toma la iniciativa y la energía, de la anal la resistencia y la perseverancia y de fuentes sádicas las fuerzas para mantener la lucha por la existencia.

En relación al narcisismo considera que en el curso de esta etapa se podrá lograr un fuerte dominio, aunque no niega cierta proporción de impulsos narcisistas propios de las primeras etapas, ya que ninguna es completamente superada o reprimida. No obstante plantea a esta etapa de la formación del carácter como relativamente no narcisista.

http://www.psicomundo.org/abraham/obra/obra2.htm

Apropiación


Los hijos no logran distinguir entre la riqueza que ellos
mismos han generado y la que sus padres les han dado. Por
este motivo, se perciben a si mismos más productivos de lo
que son en realidad – lo que a su vez puede afectar los hábitos
de consumo de las familias.

("El Millonario de al Lado")